Adoro las ciudades. Es su comodidad y las interrelaciones que se crean en ellas lo que hace que sea algo tan atractivo para mí.
Visité por primera vez Nueva York el año pasado. Ya mayorcita. Fui con los pies en el suelo. Era un viaje que me hacía mucha ilusión. Y no quería ninguna decepción. Era consciente que tenía una imagen en la cabeza que me había construido durante años. Volví a Barcelona con una sensación de nada nuevo bajo el sol. Hicieron falta meses para decir: “quiero volver”. “Y quiero volver ya, que me he dejado cosas por vivir allí”. La megaciudad había efectuado su embrujo, y ahora quiero más.
Algo parecido me pasó con Londres en su momento, pero aquello eran otros tiempos y otras circunstancias. Además que he vuelto tantas veces como he querido. Por suerte Londres está a un tiro de piedra de Barcelona. 🙂
En este blog no hablaremos solo de Nueva York, pero sí quería empezar con una reflexión sobre lo que es para mí una ciudad y qué lugar encarna ese conepto mejor que ningún otro.
Ah, New York, New York! Seguro que es de esas ciudades que te hacen suspirar. Si la has pisado alguna vez, quieres volver. Si no la has visitado nunca, aspiras a conocerla algún día.
Si has viajado alguna vez a Nueva York, puede que te hayas sentido abrumada. Es normal, en Nueva York hay mil y una cosas por hacer, y piensas que con los días que vas a estar allí no tendrás tiempo suficiente para verlo todo. También es posible que la ciudad no te haya impresionado. Más que nada porque cuando empiezas a recorrer sus calles tienes la sensación que lo conocías todo.
O puede que te haya pasado como a mí: una combinación de las dos sensaciones anteriores. Lo conoces todo y lo quieres reconocer todo.
Nueva York es la gran conocida, aunque no la hayamos visitado nunca. Así es. El cine, las series, las novelas, las revistas… Todos ellos se encargan de presentarnos continuamente fotografías de esta gran ciudad. Y una imagen se va construyendo en nuestro cerebro. Cuando la pisas por primera vez, todo es conocido.
Y eso te gusta. Te gusta porque te sientes cómoda. Te gusta porque esa explosión de información previa hace que te sientas como un neoyorkino más. Quieres perderte en sus calles eternamente y no irte de ahí nunca jamás. Por desgracia, ese deseo no suele hacerse realidad, porque siempre hay un día de vuelta.
Las ciudades mantienen ese poder de atracción, pero nuestra relación con ellas ha cambiado. Hemos madurado como ciudadanos. Lejos queda la imagen de Paco Martínez Soria en La ciudad no es para mí.
Lo cierto es que aunque no vivamos en grandes ciudades, nos sentimos ciudadanos. Nuestro día a día está vinculado a ellas. Ya sea por trabajo, ya sea por ocio (me remito a las series, novelas, cómics…). Enseguida nos vemos cómodos envueltos en la perfección geométrica y el caos de sus calles.
Porque la ciudad, igual que el ser humano, es simetría y caos. Nueva York refleja perfectamente esa dualidad. Las calles ordenadas de Manhattan. Y el caos del tráfico, por ejemplo, cuando el día es lluvioso. O cuando hay grandes nevadas. Todo se para. Parece que no avanza.
Las ciudades, además, tienen muchas caras. A una ciudad no podemos darle una personalidad concreta. Nueva York tiene el Financial District y Harlem. Nada que ver una con otra. Y conviven. Se necesitan. Y eso también forma parte de su embrujo. Seas como seas, te identificas con algo, o con alguien, mejor dicho.
Pero la ciudad es algo móvil, nunca se queda estática. Evoluciona como lo hace el individuo con todas sus experiencias, con cada persona que conoce, con cada rincón que descubre. Aunque te quedes parado, tu mente no para. Lo mismo en la ciudad. Aunque nada funcione en las calles, todo funciona en los edificios. Los ciudadanos no permiten que nada se paralice.
Cuando caminas por las calles de una ciudad que te fascina, ¿no te imaginas tu vida dentro de esos edificios? Sabes que dentro de ellos nada está en stand-by. Todo fluye, hay vida.
Las grandes ciudades, y en especial las ciudades creativas como Nueva York, son como ese amigo que nunca deja de sorprendernos. Que nos divierte, nos entretiene y a veces nos agota.
Acompáñame en este viaje. Quédate conmigo para descubrir lo mejor de cada ciudad.
Bienvenida a The City Hype.